Sucesores de Brivio y Cía. concretó una venta física en la Rural de Tandil el pasado viernes 17, donde juntó toda hacienda a la balanza, destacándose el muy buen consumo encerrado justificados por la puja y ofertas que dejaron valores mejores a los registrado en la mañana previa en Liniers.
Como es costumbre, la más Antigua sumó un remate más a su cuenta de 2.340 y no se salió de la huella en cuanto a precios, manteniéndose como marca el mercado en todas las categorías de vacas, así como también en toros. Tomás Arzoz comandó las acciones y le imprimía velocidad y firmeza al hierro, para no vacilar ni un segundo ante las picardías de los compradores.
Corral a corral con más o menos manos las haciendas embretadas encontraron su destino, marcando que si bien la demanda en mostrados puede mostrar amesetamiento, en las ferias no, y por eso la mano estaba y buscaba completar jaulas. El Covid se sostiene pero en Tandil los remates también, cumpliendo con los protocolos y haciendo que el martillo en la feria no deje de sonar.
De la Casa también sonó el martillo
Si bien la juventud es una realidad en los remates de Brivio de la mano de Tomás Arzoz, que mes a mes suma más minutos en cancha, el viernes fue el momento de dejar de apadrinar y ponerse a jinetear para Matías Leguizamón. El hombre que siempre acompaña el carro, revisa la libreta y tiene bien organizado el encierre, se subió arriba del banco para empezar a hacer sonar su hierro.
Y la Casa volvió a tener un martillo propio del riñón de Sarmiento 998, porque Matías está al borde de cruzar la línea, y el viernes le tocó dejar de practicar frente al espejo y enfrentar a los peculiares compradores que buscaban juguetear con sus nervios. Con la firmeza que lo caracteriza, secundado por su coequiper Tomás, no le dio margen a la duda y la conserva y los toros lo tuvieron como responsable.
Se dice que la juventud mueve montañas, lo que sí es seguro que el viernes en Tandil hizo mover el carro, porque al empuje del de Tres Arroyos se le sumó el del tandilense, dejando en claro que la más antigua tiene martillo para rato.
