Esta vez del otro lado de la vía solo el mugido de los animales encerrados fue lo que se escuchó ante la ausencia de compradores, vendedores y principalmente amigos que no pudieron arrimarse a Cacharí a compartir un remate con Hugo Aristegui en la tarde de este miércoles 6 de mayo.

Atendiendo las disposiciones del municipio local que controla a quienes ingresan a la localidad, la Consignataria decidió no dar remate y solo vender las haciendas gordas y de invernada de manera telefónica a los clientes que son frecuentes, que esta vez tuvieron que verlas en imágenes y desde casa. Con los corrales organizados, tal como si fuese un remate, el equipo de Aristegui contactaba, describía y anotaba el comprador que finalmente se hacía cargo de la oferta.

Si bien el característico carro no marchó, la voz de Arzoz no se escucha y la tierra no voló, lo que sí tuvo agilidad y ritmo fueron las ventas, porque con la clase y calidad que saben hay en Cacharí no dudaron nada en poner la moneda. Los valores se comportaron como viene marcado el mercado de invernada en esta zafra 2020, y sin haber tenido que martillar, la subasta se dio de la misma manera que las que se suceden en ferias con público limitado, por TV o internet.

Para los ferieros no hay como caminar la feria, y para Cacharí no hay un remate tan característico como el mensual de Hugo, que genera el paso de todos por el pueblo, que invita a los amigos y que le da vida a la feria cruzando el paso nivel de las vías. Ya volverán las tardes de tierra, vacas y caminar detrás del carro, escuchando las ofertas y disfrutando de hacer lo que a uno le gusta.