Ferias Rauch concretó, este lunes en la Sociedad Rural Local, su remate gordo, invernada y cría teniendo que usar la pista e implementando la herramienta de internet para hacerlo de manera combinada para los presentes autorizados y las manos fieles que lo siguieron a través del monitor.

En un medio día de sol pleno,  en 35 años de trayectoria,  la Consignataria se lanzó mediante la red para poder así cumplir con la fecha pautada, y principalmente con los protocolos contra el Covid, que nos tiene a mal traer pero que todavía permite al campo trabajar. Adaptado a las circunstancias, Pablo San Cristóbal, martillo en mano, y monitor de por medio le daba rienda suelta a las ofertas que no tardarían en llegar.

Consumo sostenido, vacas que no retroceden ni un poco y toros que no aflojan en su andar, eran la primera parte de una venta cien por cien física, que permitía el ida y vuelta desde la tribuna y también por streaming. Con la agilidad que permite el sistema, corral a corral las haciendas se fueron colocando dejando una buena impresión de valores.

Invernada en la feria, y otra en el campo, le daban la continuidad a lo que ya era la tarde rauchense, que si bien estaba restringida en público, no así en ofertas que desde que comenzó a sonar el hierro no paraban de llegar. Machos y hembras de diferentes puntos cardinales se vendieron a lo que marca el mercado de invernada y se sostuvieron ente una demanda en busca de la mercedaria que ofrece Ferias cada vez que le toca rematar.

La persiana la bajaban unos lotes de vientres, vacíos, preñados y paridos, que encontraron en cada caso a su comprador. Sin sobresaltos, pero con precios de época, las vacas y vaquillonas iban a cerrar la tranquera de la pista central, que hoy dejó los reproductores de lado, para ser el recinto de un remate general.

Se trabajó, se postergó, y finalmente empleando la tecnología se concretó, dejando una nueva fecha marcada en el calendario para Ferias Rauch, y el compromiso de seguir trabajando para los productores y amigos que desde hace 35 años no dejan de confiar.