Se comienza un año nuevo pero los valores no entienden mucho de cambiar la hojita del calendario, y si bien el gordo mostró una interesante firmeza, la invernada no es más que un reflejo de varios meses atrás, y en este contexto de precios cuidados para algunas categorías, Martín G. Lalor, comenzó a rematar en el 2023 por los pagos de Benito Juárez, donde la calidad estuvo y las manos también.

Con más de mil cien cabezas, Pablo Basile decidió dar el puntapié inicial a un nuevo año de trabajo. Buenos lotes, manos que sabían lo que habría, y un clima de verano juarense se conjugaron para que la agilidad se apodera del martillo firme de Agustín.

Bueno lotes de vacas y toros evidenciaban que en este caso no serpia Rosario, si no Cañuelas la que siempre estuvo cerca, ya que los valores obtenidos en la tarde de la Capital de la Amistad no tenían nada que envidiarles a los del ente concentrador en las jornadas de martes y miércoles. Operadores habituales, que eligieron los corrales en vez de las olas, comenzaron a ofertar desde el primero al último corral, haciendo que la camioneta avanzara pese a no tener el mejor aire en sus gomas.

Todo lo destinado a la balanza fue un trámite para el martillero, que no aflojó su andar en ninguna de las categorías, tenga o no tenga pasaporte chino. Los toros del final invitaban a seguir con el ritmo del remate pero en la parte de la invernada, donde terneros y terneras, cola del 2022 y cabezas del 2023, mostraban la calidad que siempre se encierra en esta feria.

Sin sobresaltos, y a la espera de que el número mejore, los machos y hembras salieron rápidamente al ritmo que las calculadoras imponían. Manos habituales, acompañamiento firme de representantes y un encierre que lo ameritaba, hizo que más raído que ligero, Agustín bajara el ultimo martillazo anunciando el próximo remate.