
Un cumpleaños bien ganadero
La Rural de Azul se vistió de fiesta de la mano de Néstor I. Goenaga que, este martes 6 de abril, celebró 30 años de historia con un gran remate que no solo juntó hacienda sobresaliente sino que agrupó a muchos compradores que le hicieron honor a la firma, y a los 140 remitentes que cargaron los corrales.
Con una lluvia que la corrió una semana, la subasta se armó de una manera bárbara para encerrar destacada hacienda a la balanza y un conjunto de machos y hembras soberbios, dignos de una exposición. Bajo un sol más primaveral que otoñal, la Consignataria celebró su trigésimo aniversario rodeado de clientes y amigos, tanto en las calles de la feria como a través de internet.
Con Martín Iturralde y Enrique Adrogué manejando el martillo, la agilidad y firmeza comenzaron a desplegarse ni bien la camioneta empezó a rodar. Novillitos y terneros mostraban en su plenitud lo que ofrece la Cuenca del Salado, y porqué la gente se arrima a los corrales sobre la Ruta Nacional 3 cada vez que Goenaga carga la feria.
Con lotes más pesados y cabeza de la zafra 2021, machos de clase y calidad le daban el brillo que este cumpleaños se merecía, que si bien la lluvia y el Covid parecieron enredarlo, nada de eso sucedió, y la ganadería brilló al igual que el sol de la tarde. Valores sostenidos con el plazo habitual que maneja la casa, los compradores le sacaron humo a las calculadoras para poder completar jaulas.
Adrogué le bajaba el hierro a los machos y entregaba a Martín la hembras, que manteniendo la firmeza de los terneros, encontraban oferentes con distintos destinos. Ya sea para madre o engorde, Vaquillonas y terneras reflejaban clase, calidad e inversión en genética por parte de los productores.
Los corrales pasaban y los buenos valores sobresalían en cada uno de los renglones que ofrece la inverna; y así como quien no quiere la cosa se llegaba a la recta final de una venta a la cual no le faltó nada. Buenos valores, calidad sobresaliente y firme acompañamiento hicieron de un cumpleaños ganadero una gran fiesta, por demás merecida por treinta años de trabajo en la ganadería argentina.
Pero la tarde tuvo su momento inicial, y tal cual como rezaba el anuncio gordo, invernada y cría, las haciendas a la balanza salieron de muy buena manera y con más de 800 animales encerrados, Martín tuvo un gran trabajo para colocar cada uno de los lotes. Mucha vaca, algo de consumo e interesante encierre de toros eran los que le deban luz verde para que el remate aniversario arrancara; y con la firmeza del mercado hacían entrar en calor la garganta del martillero.
Con ausencias obligadas, pero con presencias bien marcadas, Néstor I. Goenaga celebró sus 30 años trabajando junto al campo y lo hizo como mejor sabe: juntado hacienda, compartiendo con clientes y sumando nuevos amigos.