Con más de tres mil cuatrocientas cabezas, ciento cuarenta remitentes y un gran acompañamiento de amigos, clientes y compradores, Ledesma y Arana llenó la feria tandilense de hacienda y gente, para celebrar su aniversario, y coronar su mejor remate en 27 años de historia.

La tarde de este martes 10 de mayo se vistió de fiesta en la Sociedad Rural, y con un festejo postergado por la pandemia, Luis Ledesma y equipo recibió a una gran cantidad de amigos que no quisieron estar asenté de tan importante remate, el cual fue el más numeroso en tan rica historia que tiene la Firma. Mucha vaca a la balanza, algo de consumo, invernada destacada y vientres para el cierre, eran el gran marco que tendría el festejo en su vigesimoséptimo aniversario.

Redoblando el compromiso con los clientes y amigos que desde el día uno confiaron en la Consignataria, Luis tomaba firme el martillo y empezaba a trabajar una subasta a corral lleno. Mucha vaca gorda daba inicio con valores más que interesantes, mostrando que la sobre oferta recibida en el Mercado y otras ferias, en Tandil no iban a tener influencia.

Similar cantidad en la manufactura y un importante encierre de conserva hacían marchar el carro sin darle tiempo de mucha reflexión a los compradores. Con un martillo liberal todo lo que fue vaca salió de buena manera, y al momento de los toros, la tónica del gordo se sostuvo a base de buenas ofertas.

Como cada mes que Ledesma y Arana realiza su venta en la feria de Tandil, el consumo tiene su momento particular, y hoy al ser aniversario la cantidad de corrales era más que sobresaliente. Suplementados y a acampo, los novillitos, novillos y vaquillonas se fueron a nuevos destinos a precios bien de mercado, y obviamente cuando la calidad del engorde a corral aparece, la moneda también sale del bolsillo de los compradores.

Segunda parte de la jornada y un nuevo sector de corrales para seguir marchando, y en este caso junto a la tenerada, que de muy buena forma y presentación llenaron los corrales adoquinados. Novillitos más pesados, seguidos de terneros de la nueva zafra, se vendían a precios bien de plaza ante una cantidad de manos más que interesante.

Tanto macho como hembras tenía su mercado armado, y a medida que Luis pedía, las manos se levantaba, porque si hay algo que no faltó hoy, fueron manos interesadas. El carro caminaba entre la gente y con el grito de “precaución por la vara” iba pegando la vuelta con la agilidad que uno veía en las ventas.

Un remate más que se suma a la rica historia de Ledesma y Arana, donde desde hace 27 pirulos viene trabajando junto al productor ganadero brindándole un servicio que le de confianza y respaldo a la hora de vender sus haciendas.