Así se puede definir la venta en establecimiento El Hornero de Cabaña Inambú, que desde que decidió abrir las puertas de su casa, para su remate anual, ha encontrado el camino de las satisfacciones, y lo ocurrido en la tarde de este martes 29 de agosto, es una muestra de que el trabajo duro y la inversión en genética tienen su recompensa.

Un gran conjunto de ejemplares Angus, puros de pedigree y controlados, dispuso Martín Tinello y equipo para el deleite de quienes se arrimaron a el campo camino a Ramos Otero. El parque de su casa esta vez no relucía de flores, si no de toros y vientres Angus, negros y colorados, que engalanaban una jornada bien ganadera.

Con el martillo de Wallace SA y la colaboración de Patricio Aicega, las ventas fluyeron de excelente manera de principio a fin, y con el trabajo de un gran equipo conformado para esta venta, ya sea presencial a través de los teléfonos, las manos se levantaban rápidamente. Previo a que sonara el martillo de Juanchi, las palabras de bienvenida y unos obsequios para diferentes actores, le sumaron un detalle más a todos los que uno encontraba desde que se bajaba del vehículo.

Para comenzar a mostrar las primeras cartas de su mazo, Inambú dispuso para los compradores un conjunto de vaquillonas preñadas y terneras para servicio Angus PP del corazón de la cabaña, demostrando que el abrir su casa es en todos los sentidos. Selectividad, puja y buen ritmo se comenzó a tomar desde el arranque, para seguir con un paquete de embriones y los reproductores machos de pedigree.

Como de costumbre la cabaña expone lo mejor de su genética, y los toros dieron cuenta de ello, y ya sea los colorados como los negros, tuvieron interesados firmes que pujaron de buena manera para poder comprar. De diferentes puntos cardinales, ya sea repitentes o los que se arrimaban por primera vez, la camioneta fue avanzando hasta llegar el primer corral de los PC.

La combinación rojo y negro continuó con los PC al igual que los valores y las manos levantadas, porque la presentación de los ejemplares invitaban a no quedarse sin su toro, como suelen pedirle los martilleros a los compradores.  Con buenas condiciones comerciales y respaldo genético por detrás, todo o que venía siendo ofertado se colocaba rápidamente.

Broma va, broma viene Juan Wallace le ponía su impronta para encarar la recta final con los vientres MAS, paridos y preñados. Rápidamente la respuesta llego de manera telefónica y presencial, para ponerle el broche final a una venta que no tuvo fisuras, y pone la vara cada vez más alta para que el 2024, desde El Hornero, Inambú nos reciba en su casa para disfrutar de la cuarta venta y demostrar la que la ganadería sigue caminando pese a todas dificultades que se le puedan llegar a presentar