
La temperatura se midió en los corrales
Juntando nuevamente una cantidad importante de hacienda que se destacó en los corrales, Ledesma y Arana le bajó el martillo a este 2020 en la mañana de este viernes, rodeados de compradores que hicieron que la temperatura en los corrales se sostuviera a base de firmeza, clase y calidad.
La Rural de Tandil fue el recinto de la subasta número doce para la Casa Consignataria que este año festejó su aniversario veinticinco, que si bien no pudo ser festejado como se pretendía, se lo atravesó trabajando y de muy buena manera. Y lo del último remate no fue la excepción, ya que juntó más de mil quinientas cabezas en lo que fue hacienda gorda, consumo, invernada y vientres.
Con la firmeza del mercado y una demanda activa las vacas que inauguraban las primeras filas se empezaban colocando al ritmo vertiginoso que nos tiene acostumbrados Luis. Gordas, manufactura y conserva completaban buena parte de los corrales y se vendían de manera firme y constante, al igual que lo toros que ya tienen su mercado y clientes lo que permite que se sostengan de principio a fin.
El clásico consumo ocupaba 2 filas de la feria, y tal cual se viene dando en los últimos días, las mejoras y el aumento que se pretendía dijeron presente en Tandil. Vaquillonas, novillitos y novillos desplegaron su terminación y engorde para que la puja en esa etapa del remate se pusiera interesante y así conseguir valores más que destacados, incluso en algunos casos superando a los de la mañana en Liniers.
A cambiar de sector y dirigirse a la invernada a encontrarse un encierre destacado de machos y hembras de edad y gordura, pero también nuevos de la zafra que se viene. El Martillero describía el corral y las manos e levantaban rápidamente para no perderse la oportunidad de hacerse de una hacienda definida difícil de encontrar a esta altura del año.
El fiel acompañamiento de los remitentes, que tiene desde hace 25 años Ledesma y Arana, quedó reflejado en lo encerrado y por eso los valores tanto en terneros como en terneras, que no aflojaron desde el inicio hasta el final. Y esa continuidad e interés que mostraba la invernada se trasladaría a los vientres, que en buena cantidad ocupaban los corrales y se colocarían a precios de mercado sosteniéndose cada uno por su estado y calidad.
En un año distinto, el cual se esperaba para celebrar, Ledesma y Arana dejó bien sentado que sus 25 años han sido una constante de lucha y trabajo, que con momentos buenos y otros no tanto, nunca dejaron de trabajar y ante una pandemia que modificó la vida de todos, con responsabilidad y el fiel acompañamiento de remitentes y compradores, los doce remates pudo concretar.