
Honestidad, respeto y compañerismo
Se suele escuchar que la vida te da más de lo que te quita, y este viernes 27 fue uno de esos días donde lo segundo se impuso sobre lo primero, por eso elegimos dedicar unas palabras para alguien que dejó una marca imborrable no solo en Sucesores de Brivio, sino en la comunidad tandilense por su intachable trayectoria.
Como honestidad se designa la cualidad de honesto. Como tal, hace referencia a un conjunto de atributos personales, como la decencia, el pudor, la dignidad, la sinceridad, la justicia, la rectitud y la honradez en la forma de ser y de actuar. La honestidad es un valor moral fundamental para entablar relaciones interpersonales basadas en la confianza, la sinceridad y el respeto mutuo.
El respeto es un valor y una cualidad positiva que se refiere a la acción de respetar; es equivalente a tener veneración, aprecio y reconocimiento por una persona o cosa. El respeto es uno de los valores morales más importantes del ser humano, pues es fundamental para lograr una armoniosa interacción social.
El compañerismo es la actitud de quienes se acompañan y se apoyan entre sí para lograr algún fin. Compañerismo se denomina también esta clase de vínculo entre compañeros, así como la situación de armonía y buena correspondencia entre ellos. El compañerismo es un sentimiento de unidad que surge entre los integrantes de un grupo o una comunidad humana. Se fundamenta en valores como la bondad, la solidaridad, el respeto y la confianza, y en sentimientos como la amistad y la empatía. Como tal, se practica con reciprocidad, es decir, de manera mutua.
Estas tres definiciones creemos pueden llegar a resumir la larga trayectoria de Belfort Biset, quien a sus 83 años partió de este mundo dejando una huella imborrable en Sucesores de Brivio, en donde pasó su vida dedicada a una actividad en una firma que hoy tiene 146 años de historia.
La más antigua va a sentir la ausencia de uno de sus pilares, pero también los clientes, amigos y quienes tuvimos la suerte de conocer a Biset, porque así se lo nombraba, Biset.
Atrás quedarán las tardes de remates, papeleo en la previa y el hacer las boletas en un carro que no deja de tambalearse por los adoquines, pero el cual nunca hizo salir del trazo la letra que él escribía. Ya no habrá café de las 9, charla cómplice y cuentas sacadas a mano.
Ahora permanecerá el recuerdo de quienes éramos recibidos detrás del mostrador por su sonrisa, bigote blanco, peinado para atrás y camisa con sweater combinado.
Hoy Sarmiento y Santamarina están de luto, porque uno de los patriarcas de la más antigua se adelantó en el camino, pero su huella está bien marcada, y quienes vienen detrás no tienen más que seguirla, porque a las claras está que la historia grande de Sucesores de Brivio tiene un capitulo llamado Belfort Biset.
“Aquellos que nos han dejado no están ausentes, si no invisibles”.