En un cierre de año al cual no le faltó nada, Ferias Rauch le bajó el martillo al 2020 cargado de condimentos, y lo celebró con un lindo remate general  fuera de casa, con gran acompañamiento de remitentes y compradores que no quisieron estar ausentes del acto final, que tuvo como escenario principal a la Sociedad Rural de Tandil.

La tarde calurosa de viernes sería testigo de un hecho con 35 años de historia, ya que la Casa que lleva el nombre de su ciudad tuvo que salir de su terruño para poder celebrar la última subasta. Con una pandemia que empiojó las cosas a último momento, Pablo, Bernardo y equipo pegaron el volantazo y eligieron bajar la persiana desde la Rural tandilense.

Cincuenta y siete remitentes y un grupo de fieles compradores componían el elenco de la última jornada de remates de 2020. La confianza en la firma, pese al lugar donde rematara, se veía reflejada en cada uno de los corrales de consumo, hacienda gorda e invernada, y por eso la venta salió igual o mejor de lo que se esperaba.

Con la incertidumbre y los nervios normales de estar fuera de casa, Pablo San Cristóbal tomaba la voz de mando sobre la camioneta, y luego de agradecer el esfuerzo de cada uno por lograr la subasta, empezó con su clásica energía a hacer sonar el martillo. Y así rápidamente los corrales de vaquillonas, novillitos y novillos salían a las tablas a desplegar clase y calidad, sin envidiar en nada a lo vendido en Mataderos por la mañana.

San Cristóbal pedía y las manos de los operadores contestaban, generando un ida y vuelta interesante en los corrales, donde se iniciaba la primera parte de la venta. A valores de mercado el consumo pasaba rápidamente y le daba lugar a unas interesantes filas de vacas, que con la tónica de lo primero, saldrían sin mayores trabas para que la cuestión no se enfriara.

Y luego de colocar la jaula de toros, la tarde tendría su acto final en la pista central, sentados en las tribunas viendo entrar uno a uno los correales de invernada. Terneros y terneras pisaban el legendario adoquín tandilense y ya sea de los presenciales como los que ofertaban del otro lado de la computadora, los machos y hembras pasaban rápido, al igual que los minutos de la tarde

La clase y calidad que acostumbra el productor fiel de Ferias hoy se vio reflejada en cada uno de los corrales que toco vender. Desde el consumo hasta los últimos lotes de vientres las manos nunca dejaron de levantarse, y eso manifiesta el camino renovado que empezó a marcar en este 2020 Ferias Rauch.

El que no arriesga no gana se suele escuchar, y así parece que lo entendieron quienes tomaron las riendas renovadas de la Casa Consignataria, porque pese a la pandemia, la volatilidad económica y todos los fantasmas que azotan este país, decidieron no quedarse mirando de abajo si no salir a pisar las tablas. Se puede decir que desde el primero al último acto el libreto nunca cambió, y el saludo final, de esta tarde en Tandil, fue un fiel reflejo de lo que la nueva administración imaginó.