Ferias Rauch volvió a caminar por los pasillos de la Rural local, y con casi quinientas cabezas concretó un lindo remate que contó, como de costumbre, con una interesante cantidad de manos y ordenes que le dieron agilidad al martillo.

En la previa de un nuevo aniversario de la Capital del Ave de Raza, la Consignataria que lleva en su nombre al de la ciudad, logró un encierre de hacienda a la balanza e invernada que salió al ritmo que comenzó a marcar el mercado el inicio de la semana. Mucha vaca, típica de la época, acompañada por novillos y toros, marcaban el comienzo de un remate que saldría a valores similares a los de Mataderos.

La velocidad clásica en el martillo de Pablo San Cristóbal hacia caminar a los locales y forastero en busca de completar su jaula, y similar a lo sucedido en el gordo iba a pasar con la invernada. Machos y hembras en varios renglones de kilos mostraron lo que la zafra y productores ofrecen, y con precios totalmente de mercado encontraron su mano del otro lado del alambre.

Con continuidad de local, y algún que otro remate de visitante, Ferias Rauch se sigue afianzando en una plaza bien feriera, donde  el trabajo día a día del equipo de la Consignataria hace que cada 30 días, el martillo de san Cristóbal, vuelva a sonar.