Con una seca que no deja de golpear al productor, sumado a una incertidumbre económica global,   Don Romeo salió a la cancha con una gran oferta genética para que, sin importar tanto el cuánto si no el cómo y para qué, los que llegaron hasta Olavarría este viernes 14 pudieran hacerse de toros y vientres Angus en un encuentro ganadero para todos los gustos.

La fiesta de la Rural en octubre tiene un solo color y es el celeste, que invade desde los corrales, pista y el parque como una marca registrada de la familia Spinella. Sin detalle librado al azar Alejandro, familia y el gran equipo de la cabaña y consignataria elaboran una jornada donde la ganadería y la raza Angus predominan de principio a final.

Zona de catering repleta de gente local,  y con varios kilómetros encima, empiezan a darle el calor y color que cada año Don Romeo ofrece. Una tarde que en lo climático acompaño, logró colmar las calles de los corrales con productores, criadores y cabañeros que posteriormente colmarían la tribuna y alrededores de la pista con las intenciones firmes de comprar.

Una interesante selección de vientres puros de pedigree para servicio y preñados comenzaron a mostrar las cartas de una venta que tenía mucho por ofrecer. Un equipo de Madelan desplegado por todos los rincones del ring de ventas mostraba que nada estaba descuidado, y ante el pedido de Patricio Mac Grath, que manejo el martillo fiel a su estilo, las ofertas comenzaban a caer de diferentes puntos cardinales.

Toros PP y PC eran lo que seguía en esta maratónica jornada ganadera, y entre colorados y negros las ofertas llegaban rápidamente, por momentos no dejando al martillero poder dar el golpe final. Elecciones en todos los corrales hicieron que la subasta estuviera, como cada año, al alcance de quienes tenían intenciones de comprar, y con la libertad que ofrece la cabaña, la venta fluyó al ritmo que impusieron los oferentes.

Una destacadísima oferta de vientres preñados y paridos Puros Controlados y MAS redoblaban la apuesta de lo puesto a venta el año anterior, y siempre basándose en la calidad y no solo en la cantidad, Don Romeo exponía más de 800 vientres entre negros y colorados. Parecía que la venta podía llegar a flaquear, pero ahí se levantaba una mano y el precio de los últimos lotes superaban a los primeros, y cada uno pudo elegir su corral.

Novecientas noventa oportunidades de genética ofreció Cabaña Don Romeo en Olavarría, donde la ganadería tuvo su fiesta final a modo de cierre de campaña en la región, mostrando que no hay pronostico que pare a un ganadero que invierte en genética, porque la intención clara y firme es producir carne pero carne de calidad.