
Con el privilegio de poder rematar
En un año que quedará para la historia, Pedro y Raúl Alonso le pusieron el broche final a sus subastas en la tarde de este miércoles 16 de diciembre en la Rural de Tandil, donde con más de quinientas cabezas, colocaron a buenos valores importantes lotes de hacienda a la balanza e invernada para cerrar el 2020.
El sector agropecuario, pese a la pandemia, nunca dejó de trabajar, y así lo entendieron los hermanos velenses que durante los 12 meses marcaron el almanaque con un remate general. Diciembre llegó, y el cierre de año también para la joven casa Consignataria que volvió a juntar hacienda con un lindo encierre en la feria tandilense.
Como de costumbre Luis Biaus era el encargado de comendar las ventas pasadas las 15 horas, y con corrales de consumo bien terminado el martillo empezaba a sonar firme. Novillitos, novillos y vaquillonas, algunos feedloteados y otros a campo, se defendían en la ciudad serrana en la misma tónica que mostró la mañana de Liniers.
Las vacas no han aflojado en los doce meses su tranco, y así sucedió en el último del año para los Alonso. Gordas, manufactura y conserva, con una agilidad más que interesante, se colocaban rápidamente a las manos de los operadores que siempre dicen presente en Tandil, y entre Luis y Pedro, que tomó la posta a mitad de tiro, colocaron junto con los toros, todo lo que quedaba de hacienda a la balanza.
La inverna fue una constante en los remates de los hermanos, y con lotes más numerosos y otros no tanto, siempre ofrecieron terneros y terneras para los invernadores. Machos y hembras hoy tuvieron su momento, y con una calidad destacada para la época del año, encontraron buenas manos y valores de los compradores que buscaban la categoría.
La continuidad se consiguió, y si bien la pandemia pareció ponerla en duda, Pedro y Raúl no le esquivaron al trabajo y sacrificio, y así sacaron adelante un año de confianza, respaldo y responsabilidad desde ambos lados del mostrador. Momento de cargar haciendas, cerrar balances y descansar en familia, porque en enero, cuando se cumpla la primera quincena, seguramente en Tandil el martillo vuelva a sonar.