Con un embrete que no dejó de sumar hasta el último día, Ledesma y Arana cerró la semana a puro martillazo desde la Rural de Tandil, y con hacienda gorda, de consumo, invernada y vientres, ofreció a la buena cantidad de compradores varias opciones para elegir, en un mediodía de viernes lindo para hacer negocios.

Con dos mil trecientas cincuenta cabezas encerradas la firma tandilense volvió a llenar los corrales adoquinados, y respondiendo al respaldo que le dieron los remitentes, colocó del primero al último corral sin bajar ni un segundo el ritmo. Hacienda a la balanza en todas sus categorías marcaban el rumbo de un cierre de semana muy interesante en cuanto a negocios ganaderos.

Mucha vaca salió en las últimas subastas, y lo sucedido en Tandil no sería la excepción, por eso ante el importante encierre los valores se manifestaron al ritmo de un mercado que se ve abastecido y no paga más de lo que las cuentas le dan. Gordas, manufactura, conserva y toros al final cerraban la parte de gordo que ocupaba la feria.

Precios firmes en los reproductores para faena daban el pie a un conjunto de consumo no muy fácil de encontrar, y tal cual marca la tónica de esa categoría, cuando lo bueno aparecía, el precio subía. Vaquillonas, novillitos y novillos volvieron a decir presentes en Tandil para satisfacer a los que vienen siempre en busca de esas haciendas.

Pasaba el carro al otro sector y con el todos los compradores de invernada por detrás, porque la zafra avanza en este 2022 y lo encerrado por Ledesma y Arana daba cuenta de ellos. Novillitos, terneros, vaquillonas y terneras desplegaban la calidad de los productores que consignaron en busca de un resultado como el que se dio, donde los precios locos no aparecieron pero la firmeza y agilidad se sostuvieron del primero al último corral.

Vientres preñados y paridos de diferentes estados le ponían el broche al remate del mes de abril, que fue creciendo sobre el final anticipando lo que será el próximo 10 de mayo la venta 27 aniversario, que se prepara con todo, para después de dos años de pandemia, poder festejar.