Si es difícil llegar a un año al frente de una firma, imagínate 147, y eso se festejó  hoy en la Sociedad Rural de Tandil, una historia que tiene aroma a leyenda con un actor principal llamado Sucesores de Brivio y Cía. donde se negocian muchas cosas, menos  la confianza, el respeto y las buenas costumbres.

En un día cargado de emociones, el acompañamiento de quienes confían en la más antigua le dio un color distinto a la jornada, y desde el mediodía con un salón repleto, hasta el cierre de la tarde en la pista de ventas, el clima de festejo estuvo presente. No podía celebrarse un año más si no era rematando, y volviendo a la fecha de los inicios, el equipo de la Consignataria decidió cerrar junio a puro martillo.

Con un encierre que cargó los corrales de la feria,  Sucesores lograba superar las cien remisiones y atraía a muchos compradores que siempre dicen presente para esta fecha. Desde Cañuelas para el gordo, invernadores de provincias linderas y productores que siempre están en las calles adoquinadas, caminaron detrás del carro con la fiel convicción de comprar.

Mucha vaca a la balanza parecía poner en dudas la agilidad y firmeza de la venta, pero con Ricardo Arzoz abriendo el martillo, continuado con el empuje de Matías, no se le dio respiro al oferente, que entre faena y destino invernada  dejaba precios más que interesantes si uno analizaba la mañana en el MAG. Muchas manos asomaron de todos los frentes y los martilleros, atentos a la jugada no dejaron escapar ningún dedo, tanto en las gordas, manufactura, conserva y toros.

El consumo, destacado de feedlot, volvía a manos del experimentado tresarroyense, que conocedor de muchos de los que se arrimaban al alambre, no le daba respiro ni tiempo en pensar mucho el precio a pagar. Vaquillonas, novillitos y novillos reafirmaron esa teoría de que Brivio siempre tiene buen consumo, y para los que no son habitués les dejó la puerta abierta para los próximos mensuales, ya que en calidad y precios no se le envidia nada a Cañuelas.

El carro avanzaba como el sol en la tarde, y era momento de ver como se desempeñaba la invernada, que nuevamente era protagonista en Tandil no solo por la cantidad, sino por la calidad.  Terneros y terneras eran la continuidad en la Rural, y con manos que no quisieron perderse la fiesta, todo lo embretado se colocaba a precios de plaza, con algunos puntos altos como los que se vieron a lo largo de la semana.

La parte final de lo que era el remate feria estaba a cargo de vientres preñados y paridos, que si bien hoy son difíciles de colocar, cada corral encontró su mano para ir bajándole la persiana a una de las partes que tenía el aniversario. A bajarse del carro, acomodarse en la tribuna y seguir la jornada en lo que terminó siendo una muy buena venta de cabaña El Rincón de Lopepe.

Celebrar siempre es importante, y cuando hablamos de historia mucho más, porque Sucesores de Brivio no solo es la más antigua, sino una leyenda que desde Tandil marca un surco que con sus virtudes y defectos no deja de trabajar. Ojalá muchos tomaran el ejemplo, no sé si para llegar a 147 años, pero aunque sea que los incentive a comenzar.