El comienzo de año fue de muy buena manera para Hugo R. Aristegui esta tarde de jueves en Cacharí, porque al embrete destacado del primer remate del 2021 se le sumó la importante cantidad de manos, la excelente calidad expuesta y los sobresalientes valores, que como suele suceder, comienzan a marcar el horizonte de las posteriores subastas.

Más de mil seiscientas  cabezas juntó Don Hugo y su gran equipo en las instalaciones ferias que la Casa tiene del otro lado de la Vía, y como ese tren que paso rápido, de ida y vuelta, por la legendaria estación, así pasó la venta en una tarde donde el calor no  se llegó ni a sentir. Novillos, mucha vaca y toros indicaban, como siempre, la venta, que esta vez la comandaría el joven Tomás Arzoz, y empezaría a marcar la tónica de lo que se vendría.

Gordas, manufactura y conserva fueron las primeras categorías que hicieron levantar la mano, por primera vez en el año, de los fieles operadores que se acercaron a Cacharí. A valores interesantes, y con ritmo vertiginoso cada una de las categorías fue completando jaula, y ni hablar de los toros, que con precios sobresalientes, volaron en el inicio de la tarde.

Ricardo tomaba la voz de mando, daba la bienvenida, y sin necesitar mucho más preámbulo le daba rienda suelta a lo que serían dos filas de machos destacadísimas que se sostendrían, a valores más que interesantes, por si solas. Corrales de novillitos y terneros desplegaban la clase y calidad que siempre encierra Aristegui, y así lo supieron entender quienes pudieron levantar la mano, ya que a más de uno los tapó el agua.

La hembra no sería la excepción de lo que mostraron los machos, y con una agilidad, que a esa altura sorprendía, fueron encontrando compradores interesados que pujaron duramente para poder hacerse de algún corral. Una fila y media de vaquillonas y terneras reflejaba precios similares, y hasta superiores a los de diciembre, mostrando que el privilegio de poder trabajar en pandemia suele tener su recompensa.

Dos corrales de vacas paridas le pondrían el broche final a una tarde vertiginosa a la que le bastó una hora quince minutos para colocar más de mil seiscientas cabezas, y así dejar, como en cada inicio de año, una huella bien marcada de valores, que como sucede en varios meses no son fáciles de superar.

La pandemia no da tregua, los cuidados se intensifican pero el relajo también dice presente, y en ese contexto, con Don Hugo viéndolo desde lejos, el remate salió adelante, con el compromiso de poder seguir en este camino, y que en el 2021 el martillo no pare sonar. A descontar uno y esperar que el 10 de febrero, en la tradicional feria, se junten destacados lotes de hacienda que inviten a clientes y amigos a ponerse el barbijo y acercarse al alambre para poder ofertar.