Con más de 1500 animales distribuidos en varias categorías, Martín G. Lalor hizo sonar el martillo en Benito Juárez en la tarde de este jueves 13 de abril, donde las manos se congregaron para hacerle frente a una gran oferta de vacas e invernada que se colocó de buena manera de principio a fin.

Un gran embrete logró Pablo Basile en la Capital de la Amistad, y s bien quedaron varas jaulas sin llegar por las lluvias de la previa, los corrales que ocupó en la feria se llenaron de todo tipo de ejemplares. Mucha hacienda a la balanza, principalmente vaca, fueron la atracción en el comienzo de la tarde.

Gordas, destino China, de cabotaje y para invernar fueron todos los tipos de vacas disponibles para la venta, donde manufactura y conserva lideraron por cantidad. El interés marcado para cada una de las categorías hizo avanzar rápido la camioneta que transportaba a Agustín Lalor, quien pedía y recibía acorde a los precios de mercado.

Algunos toros, sumado al consumo del comienzo completaban las 838 cabezas encerradas para la venta al kilo, que con gran respuesta de los operadores y productores no le envidiaron nada a lo expresado en los días previos por Cañuelas. Jaulas enteres, con opción y obligación se repartieron entre varios para dejar atrás la primera mitad y darle lugar a la invernada.

Machos y hembras siguen mostrando la inversión de los ganaderos de la región de Juárez, porque la clase y calidad expuesta evidenciaba la inversión en trabajo y genética. Firmeza en los novillitos y terneros mostraba los precios que hoy refleja una zafra, que si bien se adelantó un poco, también encontró su embudo ante tanta cantidad de terneros.

La hembra no fue muy diferente al macho, las manos que buscaban esa categoría esperaron el momento para levantarse, y apelando a lo que más le daban las cuentas, los compradores manifestaron su oferta. Destino madre o simplemente para engordar, las vaquillonas y terneras tuvieron su protagonismo en la feria.

Unos vientres preñados en el final le bajaron el telón al mensual de abril de Martín G. Lalor en Benito Juárez, plaza que se afirma cada vez más encontrando la continuidad cada treinta días para que el martillo se manifieste de buena manera.